Es sabido que la crisis socio-medioambiental por la que atraviesa nuestro planeta es un tema del que debemos hacernos cargo de manera urgente como sociedad y como seres humanos individuales. En este sentido, la alimentación puede contribuir a un futuro más sustentable, y se ha evaluado que un cambio en el patrón alimentario es una medida de alto impacto cuando se busca mitigar el avance del cambio climático.
María José Rojas Vidal, nutricionista y académica de la carrera de Nutrición y Dietética de la Pontificia Universidad Católica de Chile, entrega algunas recomendaciones que buscan ser una guía hacia una alimentación sustentable:
1. Fomento del cultivo de alimentos en casa o en comunidad: volver a plantar y producir alimentos podría contribuir a hacernos conscientes del proceso; desde poner una semilla en la tierra hasta la cosecha de una fruta u hortaliza, haciéndonos capaces también de identificar las estaciones en las que los alimentos se producen, entendiendo que el tenerlos fuera de estación podría estarse realizando mediante procesos insustentables. De no ser posible la producción en casa o comunidad, es importante preferir la compra a productores locales, pagando un precio justo por el alimento, entendiendo que la producción y venta debiese ser un proceso justo y ético tanto para el comensal como para el productor.
2. Preferir una alimentación de origen vegetal: está ampliamente demostrado que una alimentación basada en plantas es el tipo de alimentación con menos impacto medioambiental. Esta incluye todos aquellos alimentos que no derivan de animales, como legumbres, frutos secos, frutas, verduras, cereales, aceites, etc. Este tipo de alimentación tiende a ser saludable, balanceada y a tener un excelente aporte de nutrientes cuando se lleva a cabo junto a una correcta asesoría médica/nutricional. Un buen comienzo para este tipo de alimentación es el destinar un día a la semana en el que se prefieran alimentos de origen vegetal, como podría ser la campaña internacional “Lunes sin carne”, para luego avanzar a una alimentación vegetariana, que incluye alimentos como lácteos y huevo, para finalmente llegar a una alimentación completamente basada en plantas.
3. Evitar el desperdicio de alimentos: el desperdicio alimentario podría definirse como la pérdida de alimentos derivado de la decisión de desechar estos cuando aún tienen valor nutricional. Este comportamiento está estrechamente relacionado con el consumo en el hogar y, en este sentido, algunas recomendaciones dentro del hogar para disminuir el desperdicio alimentario, podría ser:
- Verificar y cuantificar con qué alimentos cuentas en la despensa/refrigerador
- Planificar preparaciones para días próximos a partir con el stock actual
- Planificar la alimentación de días posteriores
- Generar una lista de compras a partir de la planificación de días posteriores
- Limpiar/higienizar alimentos y procurar mantenerlos a una temperatura que permita una vida útil mayor (refrigeración/congelación).
- Realizar una constante revisión de alimentos prontos a caducar, con el fin de utilizarlos a tiempo.
Además, es importante que el alimento se utilice por completo (o casi), es decir, el rescatar cáscaras, tallos, hojas pueden ser una buena opción para realizar otras preparaciones.
4. Gestión de residuos: la gestión de residuos está asociada a “cómo nos deshacemos de nuestra basura”. En este sentido es importante siempre preferir alimentos a granel (sin envases), sin embargo, cuando esto no pueda ser posible, una buena opción podría ser elegir aquellos envases posibles de, en primer lugar, reutilizar y posteriormente reciclar. Para esto último los alimentos cuentan con sellos que indican el material de sus envases, que permitirá orientarte cuando los lleves a un punto limpio. Por su parte, aquellos residuos orgánicos (a partir de frutas, verduras, cereales, legumbres, frutos secos, etc.) pueden ser gestionados de manera casera (mediante la utilización de una compostera) o bien mediante una empresa que retire semanalmente los residuos que se generan en tu hogar. Es muy importante considerar que los residuos orgánicos no son basura, sino que son la materia prima del humus: producto natural utilizado como sustrato y fertilizante de jardines, huertos, entre otros.
Una excelente y eficaz manera de llevar una vida más sustentable podría ser el comenzar por una alimentación consciente, que considere los aspectos antes mencionados, y que procure realizar estos cambios a partir de una convicción, buscando el bien común.
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