Por Carla Martínez, jefa de proyecto Los Ríos de la Fundación Fútbol Más: “Continuaremos lejos de una educación de calidad integral si como país no nos hacemos cargo de las carencias que Futrono y Mariquina tienen en su particularidad. La ruralidad es un tema invisibilizado pero que se encuentra a la puerta de la esquina de cada región”.
No es una sorpresa para nadie las dificultades que siempre ha enfrentado la educación rural. El estudio Caracterización de la Educación Rural en Chile en Contexto de Pandemia por Covid 19 de la Fundación 99 arrojó resultados preocupantes, destacándose la falta de conectividad a Internet como uno de los principales desafíos de la educación en estos territorios, en un trabajo que llegó a equipos directivos, docentes y asistentes de la educación.
Directamente relacionado, e igualmente importante, es la otra falta de conectividad: la física, con los largos y complicados trayectos que tienen que enfrentar alumnos, apoderados y parte de la comunidad educativa para llegar a sus establecimientos educacionales.
Con el despliegue que hemos tenido como Fundación Fútbol Más en la región de Los Ríos contemplamos de cerca esta realidad, que como en muchas otras regiones de nuestro país nace de la problemática que se enmarca en el centralismo urbano, donde la capital es la cúspide de los servicios y de los centros educativos, lo que termina ocasionando fenómenos como la migración campo – ciudad, por nombrar alguno.
Futrono y Mariquina, a través de la presencia que tenemos como fundación en las escuelas Fray Bernabé, Rural Nontuelá y el colegio José Manuel Balmaceda, nos han mostrado la cara menos amable de tener que ir al colegio en la región de Los Ríos: trayectos de dos horas en un servicio de bus que solo transita cada 45 minutos, y que no precisamente te deja en la puerta del lugar.
Por mencionar un caso: una de nuestras profesionales, profesora de nuestra fundación, debe planificar el trayecto de una escuela a otra (trabaja en dos), con más de una hora de tiempo, en un trayecto que en automóvil es de apenas 12 minutos.
Más allá de ser anecdótico, aquello se transforma en un inconveniente clave, tanto para los alumnos como para los docentes, de cara a recibir una educación de calidad. Si la conexión a internet es compleja en algunos establecimientos, imagínense en las viviendas de algunos de los estudiantes.
Muchos viven en una realidad completamente rural, por lo que se encuentran en una permanente situación de doble falta de conectividad.
En la realidad local de la región, por exponer un ejemplo, el último bus que va de Futrono a Valdivia sale a las 19:10 horas, lo que limita sustancialmente la movilidad de las personas.
Sabiendo que aún resta trabajo en cuanto a la disponibilidad de internet en zonas alejadas de conos urbanos, es que para muchos alumnos de zonas rurales las clases remotas no son una opción, y más bien han pasado a ser un privilegio. En ese escenario el traslado a la escuela es la única opción para educarse.
Eso, sumado a la poca conectividad vial y física que tienen ciertos territorios, es que se hace urgente repensar las estrategias y desafíos para este tipo de comunidades educativas, que además de enfrentar sus problemáticas particulares, también conviven con la realidad país: “Otro desafío es la parte socioemocional, ya que ha aumentado la agresividad y la falta de tolerancia”, recoge un artículo de Educar Chile en voz de un profesor rural, que tristemente contextualiza con certeza la realidad nacional.
No es menor que las alteraciones emocionales fueran mencionadas como la segunda problemática que reconocen los docentes en los estudiantes rurales, en el citado estudio de Fundación 99. Si bien, en un contraste, la educación rural potencia el desarrollo de la identidad local de las comunidades y es un encuentro para éstas, como vemos, no se salva de los fenómenos actuales de mala convivencia escolar.
En ese sentido, el llamado es a repensar estrategias para integrar a estas comunidades, y en un contexto donde hay realidades propias como las aulas multigrado, poner como prioridad y una necesidad prioritaria la conectividad, tanto de acceso a los establecimientos, como en cuanto a la educación remota, entendiendo siempre que la riqueza de una educación integral está en las aulas y en el encuentro con los pares y la comunidad.
Seguiremos al debe en el desarrollo de una educación de calidad integral si como país no nos hacemos cargo de las carencias que cada territorio tiene en su particularidad. La ruralidad es un tema invisibilizado pero que se encuentra a la puerta de la esquina de cada región.
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